MI PRIMERA VEZ |
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Era
mi primera vez!!!. Salí de casa sumamente nerviosa; no
sabía como sería aquello. Además, era mi primera vez,
sin embargo, ya se lo había prometido y no podía
echarme atrás. No debía tener miedo. Al fÍn y al cabo
era yo quién había querido voluntariamente. |
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Cuando
llegué a la puerta un escalofrío estremeció todo mi
cuerpo. Luego al abrír la puerta, tuve que hacer un
esfuerzo por controlar el temblor de mis piernas. Entré...
y allí estaba él esperándome,sonrió e inmediatamente
me tomó por el brazo y me llevó a una habitación muy
bonita. Amablemente, me invitó a acostarme y me dijo que
me pusiera cómoda, que me relajara... que el estaba
acostumbrado a hacerlo y que no me iba doler. |
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Aunque
era mi primera vez, el me inspiró bastante confianza y
comprendí que no podría encontrar una persona más
adecuada para hacer lo que estaba a punto de hacer, dada
toda su experiencia. Poco a poco, se fue acercando. Creo
que notó mi nerviosismo y trató de tranquilizarme diciéndome
que era un verdadero experto y que sabía perfectamente cómo
hacerlo ya que lo había hecho muchas veces y nunca había
recibido ninguna queja. |
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Por
fín, cuando mis músculos comenzaron a relajarse, me
indicó cual era la postura más adecuada y poniéndome
la mano en el hombro continuó diciéndome cosas muy
agradables para darme ánimo. Fue en ese momento cuando
comencé a sudar. De pronto, la proximidad entre los dos
se hizo inminente, sentí la presión de sus manos en mi
brazo y el cálido aliento de su boca acercarse a mi
rostro. |
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De
repente, me entró algo duro y me estremecí ya que mi
cuerpo no estaba acostumbrado a este tipo de sensaciones
y comencé a ponerme muy ansiosa, de pronto, comencé a
sentir un dolor insoportable y lance un grito mientras
todo mi ser se estremecía. |
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A
medida que transcurrían los minutos el dolor se iba
haciendo más y más fuerte y no tardó en empezar a
salirme un poquito de sangre. Le supliqué que sacara su
instrumento por un momento, por que me estaba doliendo
mucho, pero me dijo que no podía dejarme así. Grité
angustiada y adolorida hasta que me salieron unas lágrimas.
Inesperadamente, el dolor cesó y mi cuerpo fue recorrido
por una indescriptible sensación de bienestar y placer. |
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Entonces,
me di cuenta de que todo había acabado y finalmente llegó
la hora de marcharme. Como bien podrán imaginar le
agradecí a mi dentista que me hubiese sacado esa muela
que tanto me dolía y me despedí pidiéndole disculpas
por mi comportamiento tan exagerado. ¡¡¡Muchas gracias
Doctor!!! |
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